26 jun 2014

Niños y camping

Niños y camping es una combinación ganadora. Aire libre, espacios abiertos, poca circulación de coches y piscina (elemento imprescindible). Da igual si está helada. Los niños tienen esta increíble capacidad de tirarse sin ni planteárselo. Y el binomio ganador es aún más fantástico ni se puede disfrutar en temporada baja o media (no lo digo por nada, pero es que cada vez más me agobian más las aglomeraciones o mucha gente en un mismo lugar).

Hace unos días volvimos a Sant Pere Pescador (Gerona). Y digo volvimos porque era "nuestro" camping de siempre, sobre todo, porque es un espacio increíble y con todas las facilidades para practicar windsurf, el deporte que practicaba el padre de las gemelas. Lo habéis captado bien y a la primera. Practicaba. En pasado. Pobre, desde hace cinco años que no pone las tablas en el agua. El camping (es La ballena alegre), nos gusta porque las parcelas son grandes y están rodeados de windsurfistas (y kites, últimamente). Siempre habíamos dicho (incluso cuando aún no teníamos hijos) que era un buen espacio también para los niños, porque cuidan todos los detalles para ellos (lavabos a sus medida, bañeras para bebés y espacio cuidado para cambiarlo los, etc...).

Pues bien, ya era hora de probarlo, ¿no? Las mellizas ya habían estado en un camping, pero habíamos ido de bungalow. No es la primera vez que me oís hablar de logística, y de lo complicado que era ir con dos bebés de la misma edad. Ya hacía dos años que queríamos probar, pero cuando nos decidíamos, había mala previsión de tiempo. Pero ahora, con cinco años, y después de ver un capítulo de la Peppa Pig que va de camping con tienda, lo teníamos clarísimo. Dicho y hecho.

No es necesario que me alargue demasiado con el resultado, ¿verdad? Emocionadas entrando y saliendo de la tienda... y ayudándonos a montarla. Contentas de ir en bicicleta. Felices de nadar en la piscina. Divertidas de utilizar la nueva mesita para hacer las comidas. Curiosas para ver cómo eran los lavabos y las duchas. Chismosas con todos los vecinos, básicamente alemanes. Sorpresas de "dormir" tan cerca de la playa. Contentas. Muy contentas.


¿Volveremos? ¡Por supuesto!




20 jun 2014

Juntas




Y va pasando el tiempo, y cómo ya hacían cuando eran pequeñas, les gusta pasear de la mano. Continúa este vínculo tan especial y maravilloso

17 jun 2014

Kidnelis: palabra a palabra, aprendemos jugando

Imagen cedida por dECOmunicació
Motivar a los niños con letras y números es una tarea que interesa a muchos padres. Pero cada niño es un mundo, y cada escuela marca su ritmo. A Ona le interesaron mucho de entrada (en P3 le encantaban las letras), pero luego se cansó. A Estel no le motivaban nada, y no ha sido hasta este curso que le ha comenzado la fascinación por las palabras, pero sobre todo por los números. En nuestra escuela no es una obsesión, y las niñas evolucionan cada día que pasa. Son las pequeñas, y eso también se nota en su capacidad para entender el concepto de las sílabas y sus diferentes representaciones. Eso sí, aprovechamos todas las oportunidades para hacer crecer las ganas de saber cosas y despertar su interés.Leemos cuentos, hacemos listas de la compra, miramos precios y números en el supermercado, y hemos tenido algún juego para potenciar ese interés por la lectoescritura. El comentario de las maestras es que no nos preocupemos, que pronto harán el click y todos los conceptos se pondrán en su lugar. Eso sí, potenciar su interés es un trabajo diario.

Hoy os quiero hablar de uno de esos juegos que me ha parecido interesante y que las pequeñas ya han descubierto. Se trata de KIDNELIS, un juego educativo de mesa que potencia la lectroescriptura en niños de más de cinco años. Está creado por un equipo de emprendedores, y está avalado por el pedagogo Carles Rodrigo. ¿Y cómo se juega? Pues encontramos unas fichas con frases muy divertidas que los niños deben leer y escribir con letra de imprenta o ligada, en una libreta que ya lleva incorporada el juego. Y como son frases divertidas, los niños deben decidir y debatir si son verdad o mentira. El juego se ha diseñado en catalán, castellano e inglés para no nativos. A Ona y Estel todavía les cuesta un poco la letra ligada, pero les gusta hacer prácticas. De momento vamos palabra a palabra. Y cuando las unimos todas, reímos mucho.

Ya hemos hecho algunas:

El bebé conduce un coche de carreras (Estel se me quedó mirando con cara de asustada. "Debe ser de juguete, ¿verdad, mamá?")

Mi amigo vive en un árbol ("Marta durmió un día en una cabaña en un árbol", dice rápidamente Ona)

El lápiz de mi clase canta ópera ("¡Ala! Eso no es verdad", ríen las dos)


Y así nos hemos pasado un buen rato, intentando escribir las letras y las palabras. Y equivocándonos. Y borrando (lápiz y goma, por cierto, incluidos en el juego). ¿Y sabéis qué es lo mejor? Que como es un juego, y nos estamos divirtiendo, equivocarnos no provoca ningún tipo de frustración. Un elemento muy importante para que los pequeños avancen en sus conocimientos. Si nos equivocamos, volvemos a empezar. No pasa nada.

10 jun 2014

El strip tease de las encías



Sólo mi querida Mafalda podía definir a la perfección esta "obsesión" de las pequeñas por los dientes que se mueven y caen. Desde hace semanas... qué digo semanas... desde hace meses, es uno de los temas preferidos de las pequeñas y de la clase. Me acerco a la clase y me encuentro una de las tutoras declamando al viento: "Hoy han caído tres más", y todos sabemos de qué habla.

Ona y Estel son las pequeñas de la clase, de modo que por mucho que les explique que sus dientes aún tardarán un poco en moverse, para ellas ya hace meses que hay uno o dos que se mueven. Y te piden que los toques para que veas cómo se mueven (ni un milímetro, pero qué le vamos a hacer), te piden que les cuentes porque se caen y de donde salen los dientes nuevos, quién es el "Ratoncito Pérez" o "el ángel", porque se ve que llevan un regalito pero puede ser uno u otro... esto no ha quedado muy claro.

El tema dientes se ha convertido en casi una obsesión. Imagino que debe ser algo fascinante visto con sus ojos. Y la semana pasada, que fuimos al dentista a hacer revisión de caries (después de nuestra experiencia hacemos revisión cada cinco o seis meses), fue el tema estrella. (Podéis leer más sobre el tema en Buenos días, señora caries / Caca, culo, pulpotomía y Una lección impresionante)

Ona salió súper contenta porque la dentista le había dicho que los dos de delante ya empezaban a moverse.

Estel salió muy enfadada porque a ella no le había dicho que se le moviera ningún diente. "Esta dentista no sabe porque a mí sí que me mueve y no me lo ha dicho".

Y yo salí especialmente feliz porque no hay caries, se lavan bien los dientes y hasta noviembre-diciembre no tenemos que volver. Eso sí, sabiendo que Ona tiene la mordedura cruzada y tendremos que hablar pronto de ello.


¿Vuestros hijos también están obsesionados con los dientes que se caen?