13 feb 2012

El cuento de la princesa Ventolín (segunda parte)

 
De repente la princesa Estel estaba tumbada en una cama de persona mayor, rodeada de niños que tampoco respiraban bien. Con todos de tubos en la nariz. Está muy cansada. Agotada. Las enfermeras me preguntan si quiere un biberón, "sí, por favor, muchas gracias", pero ni siquiera se le acabará tomando ... Al cabo de un rato me llama mi marido. "¿Qué hace la niña, cómo está?". Le explico. "Y tú cómo estás?". Me pongo a llorar. Será una de las noches más largas y más duras de mi vida.

Una semana después
Estuvimos una semana ingresados ​​en el hospital. La recuerdo en una nebulosa, una mezcla de miedo, dolor y agotamiento. Utilizaba el calendario de Outlook  para hacer los turnos y saber quién estaba con Estel en el hospital en cada momento y quién iba a buscar a Ona ala guardería y estaba con ella. Nuestra vida dependía de cuadrar bien ese calendario de Outlook. Mi marido y yo nos combinábamos también los turnos de noche, y como si Ona supiera que estábamos extremadamente cansados, dormía toda la noche del tirón, aunque echaba de menos su hermana. Sacamos un '10 'en logística. A marchas forzadas.

Estel tuvo una neumonía de caballo y dio positivo en gripe A, que tan de moda estaba en aquel momento.

¿Qué aprendimos?
Desde entonces atacamos la tos, los mocos y los resfriados de raíz. No les damos tregua. Sé que aquella vez, pecando de "novatos", quizás dejé que la cosa fuera demasiado lejos. Ahora, a que la princesa Estel tose por primera vez, ya actuamos. Y normalmente, al margen de todo lo que podamos hacer, el perfume de cebolla y eucalipto en toda la casa no falla. (Ay, aquellos remedios de las abuelas ...). Aprendí que la pequeña era muy valiente, que los niños no pierden la sonrisa ni las ganas de jugar. Y vi cómo se resignaba. Al principio no entendía cómo es que no se tocaba los tubos. Pero sólo lo hizo en el primer momento.
Después supongo que vio que le ayudaban a respirar mejor, y supongo que se resignó.

Así termina el cuento de la princesa Ventolín. Y vivieron felices y comieron perdices.

4 comentarios:

  1. Espero que Estel esté mucho mejor... la verdad es que cuando uno se convierte en madre no hace más que sufrir y preocuparse y duele un montón verlos tan pequeños y sufriendo... un besazo para esas dos princesas y para la madre reina....

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  2. fuuuff espero que Estel esté bien y que sigais atacando a esos constipados. me acuerdo cuando tuve un principio asmático, que mal lo pasaba por las noches...

    muchos besos sanadores y reconfortantes!!

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  3. Uff,¡menudo susto!, espero que la peque esté bien. Cierto lo que dices que los niños parecen no perder el humor ni cuando están malitos.

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  4. Hola a todos!
    Gracias! sí fue un buen susto! En este 'post' no lo especifiqué, pero fue cuando Estel tenía 11 meses (ya hace dos años), pero quería recordarlo porque la verdad es que aprendimos bastante a marchas forzadas. Especialmente de logística, que horror!!!!

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