10 nov 2011

Cuando flotar es un placer indescriptible



Domingo a mediodía, a las tres y media, ya estamos en la piscina. (Sí, es lo que tiene tener gemelos e ir clavados como un reloj. Los domingos a las tres ya lo tienes todo hecho y tienes toda una larga tarde por delante).

Domingo a mediodía no había nadie en la piscina. Estábamos solos. La piscina del club era para nosotros. Un momento para ponerme a hacer el muerto. Ni siquiera oía las risas ni los gritos de las niñas. Tampoco creo que "el momento" durara más de dos minutos. No sé si me creeréis si os digo que fueron dos minutos únicos, y por encima de todo, míos. Quizá los dos mejores minutos de la semana. Es la misma piscina donde hacía el gesto idéntico cuando estaba embarazada de siete meses y sólo el agua era capaz de liberarme del peso y de la sensación de volumen que tenía.

Domingo al mediodía recordé que a veces, algo tan sencillo como flotar, puede ser un placer indescriptible. #pequeñosplaceres

1 comentario:

  1. Cuando estaba embarazada el verano pasado (era de muy poco tiempo apenas 4 o 5 meses) me encanta nadar, me encantaba meterme en el agua y estar relajadita... luego el placer era tumbarme en la hierba entre sol y sombra y toquetearme la barriga... en cambio este verano ha tocado piscineo con dos bebés de 6 meses queriéndose comer la hierba, beber el agua, o gatear hasta alguna toalla vecina....

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